Dime con quién bailas...y te diré quién gana!
El formato de 'concurso reality' parece funcionar bien en todo el mundo, por lo menos en cifras de audiencias y en patrocinadores (que también son cifras), obligándonos a soportar reciclajes contínuos sobre la misma idea, una y otra vez.
Se hacen en todos los continentes, repitiendo la fórmula hasta la saciedad y sólo cambiando el entorno y los participantes: casas, granjas, buses, islas, con personas desconocidas o con estrellas actuales o que se apagaban y hay que resucitar. Pero parece ser que el componente común a todos y fundamental, siempre es EL MORBO.
Las personas 'de a pié' que se presentan como aspirantes a estos programas, pocas posibilidades tendrán de ser seleccionadas sino tienen o autoinventan, una alta cuota de conflictividad, pasado escabroso escondido (hasta ahora) y capacidad para brindar el mejor morbo.
¿Qué será lo que la dirección de estos programas pide a los sicólogos seleccionadores que busquen en los candidatos?
En España desde hace un tiempo se ha venido realizando "Mira quien baila", donde ponen a bailar a famosos/setes. Quizás hasta ahora, este es el menos sensacionalista de los relitys, el más light, sólo bailan y se lo pasan bien.
En Argentina también lo están haciendo, con otro nombre: "Bailando por un sueño" y si bien están los famosos como atracción fundamental primera, la pareja de baile en este caso no es un profesor de danza, sino una persona común, que es quien verdaderamente concursa (el famoso quedaría en el grado de "padrino" del concursante que hasta ahora es un ser desconocido en las pantallas).
La versión mexicana de "Bailando..." es por pagarse la boda y el banquete. En la argentina, el famoso de turno ayuda a cumplir un sueño a su pareja de baile, que en su versión más desgarrada, se transforma en una exposición de miserias, parece que el sueño siempre tiene que ver con alguna tragedia del pasado o cotidiana: pagar una operación a una hermana deformada con esclerosis múltiple, crear una asociación para los niños víctimas de acoso sexual, porque la participante en cuestión fue violada por su familia de chiquita, comprar una casa porque viven en una chabola, etc. etc.
Uno pensaría que esta provocación a las fibras más humanas de cada uno de nosotros haría que ganase el que peor lo está pasando o el que más lo necesita.
Pero lo mas superficial y penoso de todo este asunto, y que planea en el aire para recordarnos que esto siempre es un Show, y que esta es siempre la Televisión, es que no gana el que más lo necesite (a criterio de buenos ciudadanos), sino que gana, el que mejor padrino mediático tenga (a criterio de faranduleros-fans consumidores de la prensa rosa).
Espero que no llegue a España este estilo de bailar, que con "La hora de la verdad" o el "Show de Patricia" ya tenemos buena porción de llantos, dolores y vergüenzas ajenas.
Me lo cuentan desde el sur y lo leo en Diario Hoy y Página 12.
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