Tanto en Uruguay como en Argentina, si preguntás a cualquiera si ha ido al psicólogo, tenés muchas probabilidades que la respuesta sea sí.
Tal vez ahora no tanto, pero mi generación (la de treinta y pico ;-)), casi toda acudió a este especialista, y seguramente de adolescente.
Los padres te mandaban cuando notaban algún cambio en la personalidad o alguna crisis en la relación con ellos, o una bajada de notas en el liceo, y también, para que te ayudasen a encontrar tu verdadera vocación y saber qué deberías estudiar de acuerdo con tus gustos, facilidades y tendencias.
Una de las cosas que más me llamó la atención ni bien llegar a España, es la poca costumbre de psicólogo que existe por aquí. Es más, hay una tendencia general a pensar que si álguien va, está casi loco, digo casi, porque loco está, según esta creencia popular, el que va al psiquiatra.
Supongo entonces, que el miedo a ser "marcado" por la familia, amigos, compañeros de trabajo y vecinos del barrio, debe llevar a no acudir voluntariamente al profesional, salvo en casos excepcionales, donde "no queda otra".
Y yo creo que todos vamos notando, cómo las situaciones en que "no queda otra" comienzan a rodearnos en lo cotidiano: la aparición de cuadros de estrés, ansiedad y pánico, es increscente.
Entonces se hace imprescindible ir cambiando esa creencia que estigmatiza a aquel que hace psicoterapia o va a la consulta del psiquiatra.
Claro, para eso es necesario cambiar la forma de pensar de todos, y como siempre, es un tema de educación.
Si desde pequeños sintiéramos como normal la presencia de la psicología y la ayuda que puede significar desde los colegios mismos, yo creo que ciertas crisis o futuras patologías se podrían evitar o menguar.
Ayudaría mucho si comprendiésemos que la Salud mental también es Salud, nada menos ni nada más, y que hay que atender, intentar sanar o medicar dentro de las posibilidades, aunque no se vea la herida.
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